Esta injusticia que hace que un obrero sea obrero desde que
nace hasta el mismo día de su muerte es la misma que se comete con la mujer, me
explico: a una mujer, al igual que a un obrero, se la ha podido maltratar,
matar, besar o violar sin que esta hiciera nada puesto que aquello que hace que
se tenga tal concepto de ella solo se puede pensar.
El ingenio del ser humano, en concreto del hombre, llegó a
tal que mujeres que habían vivido a la sombra del hombre, primero de su padre y
hermanos y posteriormente de su marido, criaran a otras mujeres para que
cumplieran eso mismo que ellas habían estado padeciendo. ¿Y por qué no se rebelaron?
Preguntareis, pues por la sencilla causa que hace al obrero seguir siendo un
obrero, la violencia. Si, pongamos el caso, te mandaran callar con un cinturón
en las manos cuando tienes pleno derecho a hablar y ya que posees ese derecho
hablaras, aunque solo fuera para preguntar y entonces te dieran una paliza,
¿hablarías la próxima vez cuando te mandaran callar con el cinturón en las
manos? Pongamos que sí, entonces este suceso se repetiría tantas veces como fuera
necesario, hasta que llegado el momento simplemente con tener el cinturón en
las manos, sin necesidad de mandarte silencio, tú callaras.
Pues eso mismo pasa con la mujer, calla por miedo a ser
agredida de nuevo, aguanta por miedo a que le ocurra lo mismo con sus hijos e
incluso cría a sus hijas en la misma doctrina que ellas, puesto que si no
aprenden a callar antes sufrirán las consecuencias después.
Y es esto mismo lo que intento reflejar en mi dibujo, como
ya no es necesario que las manden callar puesto que nacieron sin ese derecho,
sin siquiera atreverse a pensarlo, y ¿cómo se le quita a alguien lo que nunca
tuvo? Solo pueden ya recordar los lejanos golpes que recibieron sus antepasadas
y como es por eso por lo que fueron criadas así, para no olvidarse de recordar
todo lo que puede ocurrir si no se mantienen en el lugar que están y según
algunos “el que les corresponde”.
La situación cambió no hace mucho con la evolución del
cinturón, ya no era solo físico sino que ahora también tiene un factor psicológico, como consecuencia de la mala opinión que se generó sobre el primero.
Mujeres, en apariencia libres, se ven acechadas por nuevos cinturones más
sutiles, como son los insultos o las continuas muestras de desprecio, para
hacerlas creer que son inferiores y debilitarlas mentalmente. Cuando este
objetivo es cumplido muchas veces ya ni son necesarios los maltratos físicos ya
que la otra violencia empleada, la psíquica, ha surtido efecto.
El ingenio se
agudiza.
SGI
Sonia García Iribarne
Interesante reflexión y oportuna. Es cierto que la violencia estructural no provoca sangre, no se ejerce con el uso físico de la fuerza. No hace falta pensar en las mujeres del tercer mundo, siempre llevadas a punta de látigo; las modernas mujeres occidentales, que se piensan libres e iguales, sufren igualmente los efectos de esa violencia estructural llamada patriarcado.
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