lunes, 7 de noviembre de 2016

Cuervos

Oscuridad, miedo, inseguridad, muerte...es lo primero que se nos suele pasar por la cabeza. Nos 
fijamos en sus plumas, negras y puntiagudas. En su feo pico, usado para desgarrar carne.


Muerte. ¿Os asusta morir? La muerte tan solo es un final, el final es tan necesario como el comienzo, sin una no existiría la otra. Tan necesario nacer, tanto como morir. Sin la existencia de un fin, no valoraríamos lo que tenemos delante. Cada día, cada café, cada cena con amigos, cada charla con tu madre e incluso cada pelea, tienen un valor incalculable. No apreciamos las cosas, dejamos que el tiempo nos lleve y cuando queremos darnos cuenta, no hay más oportunidades, ni opciones, ni siquiera intentos. Es solo cuando se acerca el final, cuando vivimos las cosas más reales. Siéntelo todo. Siente el viento, su libertad. Siente cuando el frío te cala los huesos. Siente el calor. Siente cada beso, cada abrazo, cada caricia. Haz que todas y cada una de tus terminaciones nerviosas sientan. Sintámonos vivos, abramos los ojos. Corre lejos y piérdete. Pon en cada pequeña cosa que hagas todo tu corazón, deja huella. Saca todo lo que tienes que ofrecer, da tu máximo. Siente cada mirada, cada suspiro y hazlos tuyos  ¡Hagámonos notar! Gritémosle al mundo que estamos aquí. Entrégate por completo y no dejes nada por hacer. Saca a relucir todo lo que guardes dentro de tu alma y ahí, en ese momento, te das cuenta de que la muerte es solo un plazo para cumplir todos nuestros sueños. Una mera y simple motivación. Y es así, que cuando llegue el momento, la muerte solo consumirá a aquellos que se queden con pensamientos no expresados, ideas sin dibujar y palabras que jamás han sido escritas y jamás conoceremos.


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