miércoles, 28 de septiembre de 2016

¿Dónde estamos?

¿Dónde estamos realmente? Notas que algo te presiona los ojos y te llevas las manos a la cabeza: tienes una venda que los cubre. Estas descalzo y sientes la superficie fría bajo tus pies. Te asusta el escalofrío que recorre tu espalda. Sientes frío. el ambiente que te rodea es húmedo, quizás demasiado, estás acostumbrado al calor sureño seco que envuelve tu pequeño pueblo todos los meses del año. te mareas. Sientes que todo esto te abruma. Vuelves a tumbarte en el gélido suelo que pronto te rodea los brazos desnudos. Es como si te sumergieras en puros bloques de hielo, quieres gritar. '¿Por qué he tenido que despertarme de nuevo?' te preguntas frustrado. Te dispones a caer de nuevo en el sueño de todos los días.

Te despiertas de nuevo. Oyes voces lejanas. Maldices en silencio. Miedo otra vez. El frío. Quieres volver a tu placido sueño de siempre, pero esta vez es diferente; sientes curiosidad. Te preguntas quienes serán y como es que pueden hablar si están soñando, como todos, todos estamos soñando y tu deberías hacerlo. Pero no te lo quitas de la cabeza. Intentas concentrarte en que estarán diciendo pero no consigues averiguarlo. Para hacerlo, tienes que quitarte la venda y caminar... pero ¡Es una idea de locos! No, no, no. Duerme de nuevo.

No puedes creer que estés a punto de hacerlo... y de repente pasa. Hay flores, pájaros, árboles. El frío que te invadía no es más que la hierba recién mojada bajo tus pies. Acaba de parar de llover. El cielo esta nublado y hay nubes que no tienen muy buena pinta, una parte de ti se arrepiente de abrir los ojos. Pero no puedes evitar fijarte en todo lo hermoso que te rodea. Porque entre las nubes, de hacen hueco valientes rayos de sol que llegan hacia ti y te acarician el rostro. Es tu comienzo, es el amanecer que nunca has podido ver, ante tus propios ojos. Por primera vez, se te llena la vida de colores, colores reales. Las voces. No puedes olvidarte de tu objetivo. Caminas en su dirección. Oyes risas. Aceleras el paso. Comienza a llover, tú bailas bajo las gotas de agua que te acarician. Corres y ahí están. Las voces. Es lo más maravilloso que has visto nunca. Es con lo que has estado soñando siempre y por primera vez en mucho tiempo, no es solo un sueño. Está en frente de ti. Ya no sabes si lo que te acaricia la mejilla son gotas de lluvia o tu felicidad manifestada en forma de lágrimas. Y claro, comienzas a llorar de verdad.
La filosofía no es más que el impulso que nos lleva a quitarnos esa venda y correr ahí fuera en busca de nuestras propias 'voces`.
Esperanza Romero Navas

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